Cuatro perfectas bolas doradas protegían las cuatro esquinas de mi cama.
Cuatro caras sonrientes me conducen por los adoquines dorados de tu palacio.
La cuatro caras redondas solo muestran un único sentimiento. Un baño de oro la petrificó cuando admiraban el brillo de realeza.
De la cámara acorazada de tu corazón solo robe unos gramos, de la montaña de lingotes de tus deseos por mi, solo te arrebate lo que sabía que me correspondía.
De entre las miles de joyas que debían deslumbrarme solo existe una que llevaría a mi propio cementerio
Quieta en mi destino, el amor me llevo a ti y sola en mi lecho solo quedará los poquitos gramos que crearon nuestro compromiso.
Los gramos de una alianza perdurarán, el compromiso de amar brillará como el infinito de propio metal
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