Una pieza de acero maravillosa creada por Kike Keller es el centro de trabajo para el equipo de nuestros profesionales de color. Esta pieza inspirada en una antigua cocina es el lugar donde los profesionales realizan todas las mezclas para realizar las creaciones del laboratorio de color para el cabello de nuestro clientes.
Dos estrechas estanterías de hierro sostienen los distintos botes de tinte, colgados como si se tratasen de los tubos de óleo de un pintor. Puertas de madera de una antiguo piso de Madrid, tuberías de cobre recorriendo el los bajos techos del laboratorio de color y lámparas creadas con tubos de goma hacen de este área un rincón que palpita y que el cliente no puede dejar de mirar al atravesarlo para acudir al área de lavado y tratamientos.
El ladrillo viejo pintado en blanco y el techo negro, de alguna manera se replica en el resto del área. Un lineal de sillas negras extrañamente colocadas y un gigantesco globo blanco como lámpara exagerada para la altura del techo manifiesta nuevamente como la locura elegantemente compuesta puede hacer que un espacio blanco y negro exalte la unión en los extremos.
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